
Una cigüeña blanca otea parte de su territorio desde un curioso posadero. Mitad agrestes y mitad urbanas, las cigüeñas han sabido adaptarse perfectamente a los inconvenientes de los territorios urbanos, llegando incluso al extremo de poder criar a sus pollos al pie de una calle muy transitada sin inmutarse. No obstante, la mayoría de los productos que se usan en la agricultura moderna están acabando con su fertilidad, produciendo huevos estériles que nunca llegan a eclosionar.



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